martes, 23 de febrero de 2010

Los últimos de la Glorieta

En el paseo del Espolón el recordado Tolo, el trenecito, los barquilleros... fueron para muchos de los niños logroñeses  parte de sus vidas y un buen recuerdo. En la Glorieta, queda el último de los puestos de este tipo, en él venden  chuches todo el año, castañas en invierno, helado en verano  y yo lo recuerdo con cariño por su regaliz de palo, que dejaba los dientes amarillos y tenía un sabor dulzón.  Este lugar merece la pena incorporarlo a  la memoria de la ciudad,  a la memoria del  instituto Sagasta, y a los recuerdos de  aquellos paseos de domingo con bolsa de pipas Facundo...  

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