El casco antiguo de las ciudades, en este caso Logroño, son siempre muy fotogénicos. Cuando están cuidados son los barrios del paseo, del asombro, del sentirse en otra época. Cuando están abandonados son la belleza de los deterioros, de los contrastes. Esta foto es de un atractivo único, que difícilmente un barrio nuevo puede aportar.
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