sábado, 15 de enero de 2011

No hay desencuentro que dure cuatrocientos años

A la vista de la cantidad de actos y hasta un edificio reconstruido con referencia  a la inquisición, se puede decir que más que recuperación de  la memoria de Logroño hemos sufrido un empacho.

Al final, seguro que la  brujería, la tortura... tienen sus atractivos turísticos, pero casi nadie verá a Logroño después de tanta conmemoración, como a una ciudad frontera frente al recién conquistado reino de Navarra, tampoco se verá  a  esta institución como instrumento para reprimir a las mujeres, someter al pueblo, a los disidentes,a los heterodoxos, a la ciencia... Ni tampoco el uso que se hizo de la misma para satisfacer la avaricia y la envidia... y eso que también argumentos y razones se han vertido en este sentido.

Inquisiciones hay y habrá,  pero en estas conmemoraciones lamentablemente no se aprovechan  para sacar lecciones de la historia. Hoy mismo, se incumplen sistemáticamente la Declaración de los Derechos Humanos, pero increíblemente,  nos interesa mucho más: cuando y cuanto se torturaba hace 400 años, donde se quemaban las brujas, quienes eran los verdugos... en definitiva los detalles morbosos de la historia. El morbo vende y creo que lo hemos vuelto a alimentar, ¿para qué?


Un  abrazo a los de Zurragamurdi, un lugar precioso para pasar el día en donde se come estupendamente, pero este reencuentro es absurdo, ni Logroño es la Inquisición ni la Inquisición es Logroño. La leyenda negra continúa ¿esta vez al servicio del turismo? 

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